
Rostro de Barba-Jacob
Porfirio Barba-Jacob, poeta de las montañas, y Darío Lemos, precursor del nadaísmo, dos poetas antioqueños de diferentes momentos del siglo que veinte se juntan en el retrato del atardecer naranja, y por otro lado, ambos poetas se articulan en las posibilidades sensitivas de la marihuana, en especial con la expresión "marihuano", que cada vez parece tener más fuerza en la tradición poética.
En este post transcribimos directo de ediciones ya clásicas, cinco poemas, dos de Porfirio y tres de Lemos, donde el crepúsculo y la marihuana resultan motivos recurrentes y enigmáticos.
También con este post le damos nueva vida a un blog nacido en 2015, dedicado al ejercicio de leer trasgrediendo lecturas y al ejercicio de transcribir como manera también de releer.
***
I. CREPÚSCULO
En el alma olorosa del crepúsculo
hay una suave languidez arcana;
la lumbre se amortigua y el paisaje
se envuelve en los crespones del ensueño.
El carro que atraviesa la llanura
es un carro fantástico,
y en el mirar absorto de los bueyes
tiembla, como un espíritu cautivo,
una melancolía luminosa…
Las mujeres que están junto a la reja
para mirar la tarde, se estremecen
con una dulce conmoción extraña
bajo las brisas calidad de enero,
y por su paz espiritual sonríen
los niños en la arena del sendero.
Una inmensa inquietud inexplicable
mi doloroso espíritu conturba
y me pongo a temblar… ¡Misericordia!
Quiero extender mi cuerpo enfebrecido
en el tibio regazo de la tierra,
bajo el ramaje trémulo de un árbol,
beberme el cielo azul, cerrar los ojos…
Quiero escuchar la música inefable
que con sus ritmos el espacio inunda
calladamente, silenciosamente;
y al encenderse las estrellas pálidas,
romper mis venas y quedarme oyendo
toda la noche gotear mi sangre.
Y tú no me confortas, bien amada,
ni tus mórbidos brazos me encadenan
en este desamparo luminoso
en que voy a morir… ¡Misericordia!
(Página 63)
Rostro de Darío Lemos
SINFONÍA NÚMERO DIEZ PARA MÁQUINA DE ESCRIBIR, por Darío Lemos
A las nalgas de las mujeres que duermen su siesta
Mediodía.
!Sacad los audífonos del congelador!
El Sol agonizante,
muriéndose.
abre sus piernas barnizadas.
El Sol mira con los parpados hinchados el vestido de
las enfermeras,
mueve la boca caliente
y dos extrañas mangueritas sondean la nariz porque
no existe aire.
La bolita amarilla estalló con un frasco,
derramando sangre y vitamina B sobre la tierra.
Tenemos en la clínica de urgencias el hombre que
nunca agonizo
porque el crepúsculo era solo un momento convenido
por el cosmos para cambiar la luz.
Las sirenas de las ambulancias llevan esta tarde un
gorrito de sordina;
oscurecen las calles avenidas
y los sótanos permanecen como siempre.
si alguien camina necesita fósforos;
hay polvo en los zapatos,
huecos vaginales de madera y tractores.
Ocurre que el Sol está muriendo y no de parto.
Era luz y no tenía hijos.
Era el Sol.
Cortaron su cabeza de gallina para hacer los sand-
wiches
y pasabocas necesarios en la fiesta;
el ron y las almejas son frescas en la tienda de la
esquina.
Llevaremos este muerto seriamente.
Me vestiré de rojo,
y no sobra leer un poemita.

BALADA DE LA LOCA ALEGRÍA, por Porfirio Barba-Jacob
Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac–
mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
soy un perdido –soy un marihuano–
a beber y –a danzar al son de mi canción...
Ciñe el tirso oloroso, tañe el jocundo címbalo.
Una bacante loca y un sátiro afrentoso
conjuntan en mi sangre su frenesí amoroso.
Atenas brilla, piensa y esculpe Praxiteles,
y la gracia encadena con rosas la pasión.
¡Ah de la vida parva, que no nos da sus mieles
sino con cierto ritmo y en cierta proporción!
Danzad, danzad al soplo de Dionisos que embriaga el corazón...
La Muerte viene, todo será polvo
bajo su imperio: ¡polvo de Pericles,
polvo de Codro, polvo de Cimón!
Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac
mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
soy un perdido –soy un marihuano–
a beber –a danzar al son de mi canción...
De Hispania fructuosa, de Galia deleitable,
de Numidia ardorosa y de toda la rosa
de los vientos que beben las águilas romanas,
venid, puras doncellas y ávidas cortesanas.
Danzad en voluptuosos, lúbricos episodios,
con los esclavos nubios, con los marinos rodios.
Flaminio, de cabellos de amaranto,
busca para Heliogábalo en las termas
varones de placer... Alzad el canto,
reíd, danzad en báquica alegría,
y haced brotar la sangre que embriaga el corazón.
[Danzad en voluptuosos, lúbricos episodios,
con los esclavos nubios, con los marinos rodios.
Flaminio, de cabellos de amaranto,
busca para Heliogábalo en las termas
varones de placer... Alzad el canto,
reíd, danzad en báquica alegría,
y haced brotar la sangre que embriaga el corazón.]
La muerte viene, todo será polvo:
¡polvo de Augusto, polvo de Lucrecio,
polvo de Ovidio, polvo de Nerón!
Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac–
mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
Soy un perdido –soy un marihuano–
a beber –a danzar al son de mi canción...
Aldeanas del Cauca con olor de azucena;
montañesas de Antioquia con dulzor de colmena;
infantinas de Lima, unciosas y augurales,
y princesas de México, que es como la alacena
familiar que resguarda los más dulces panales;
y mozuelos de Cuba, lánguidos, sensuales,
ardorosos, baldíos,
cual fantasmas que cruzan por unos sueños míos;
mozuelos de la grata Cuscatlán –¡oh ambrosía!–
y mozuelos de Honduras,
donde hay alondras ciegas por las selvas oscuras,
entrad en la danza, en el feliz torbellino:
reíd, jugad al son de mi canción:
[¡La piña y la guanábana aroman el camino,
y un vino de palmeras aduerme el corazón!]
La muerte viene, todo será polvo
¡polvo de Hidalgo, polvo de Bolívar,
polvo en la urna, y rota ya la urna,
polvo en la ceguedad del aquilón!
Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac– mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
soy un perdido –soy un marihuano–
a beber –a danzar al son de mi canción...
La noche es bella en su embriaguez de mieles,
la tierra es grata en su cendal de brumas;
vivir es dulce, con dulzor de trinos;
canta el amor, espigan los donceles,
se puebla el mundo, se urden los destinos...
¡Que el jugo de las viñas me alivie el corazón!
¡A beber, a danzar en raudos torbellinos,
vano el esfuerzo, inútil la ilusión...!

Darío Lemos en el Parque Bolivar de Medellín
POEMA DE MI IDIOTEZ, por Darío Lemos
Estoy desesperado porque no llueve
porque Dios se olvidó que Darío calla si no llueve
estoy marihuano;
siento en el estómago alacranes y fósforos de guerra
espero suicidarme cuando acabe el cigarrillo.
(Sugiero a Van Gogh un encuentro
Con el Sol en lo amarillo)
La sirena aguda de las ambulancias llega con pinchazos Con el Sol en lo amarillo)
A las nalgas de las mujeres que duermen su siesta
Mediodía.
!Sacad los audífonos del congelador!
El Sol agonizante,
muriéndose.
abre sus piernas barnizadas.
El Sol mira con los parpados hinchados el vestido de
las enfermeras,
mueve la boca caliente
y dos extrañas mangueritas sondean la nariz porque
no existe aire.
La bolita amarilla estalló con un frasco,
derramando sangre y vitamina B sobre la tierra.
Tenemos en la clínica de urgencias el hombre que
nunca agonizo
porque el crepúsculo era solo un momento convenido
por el cosmos para cambiar la luz.
Las sirenas de las ambulancias llevan esta tarde un
gorrito de sordina;
oscurecen las calles avenidas
y los sótanos permanecen como siempre.
si alguien camina necesita fósforos;
hay polvo en los zapatos,
huecos vaginales de madera y tractores.
Ocurre que el Sol está muriendo y no de parto.
Era luz y no tenía hijos.
Era el Sol.
Cortaron su cabeza de gallina para hacer los sand-
wiches
y pasabocas necesarios en la fiesta;
el ron y las almejas son frescas en la tienda de la
esquina.
Llevaremos este muerto seriamente.
Me vestiré de rojo,
y no sobra leer un poemita.
(Página 47)
II. MARIHUANA

Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac–
mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
soy un perdido –soy un marihuano–
a beber y –a danzar al son de mi canción...
Ciñe el tirso oloroso, tañe el jocundo címbalo.
Una bacante loca y un sátiro afrentoso
conjuntan en mi sangre su frenesí amoroso.
Atenas brilla, piensa y esculpe Praxiteles,
y la gracia encadena con rosas la pasión.
¡Ah de la vida parva, que no nos da sus mieles
sino con cierto ritmo y en cierta proporción!
Danzad, danzad al soplo de Dionisos que embriaga el corazón...
La Muerte viene, todo será polvo
bajo su imperio: ¡polvo de Pericles,
polvo de Codro, polvo de Cimón!
Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac
mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
soy un perdido –soy un marihuano–
a beber –a danzar al son de mi canción...
De Hispania fructuosa, de Galia deleitable,
de Numidia ardorosa y de toda la rosa
de los vientos que beben las águilas romanas,
venid, puras doncellas y ávidas cortesanas.
Danzad en voluptuosos, lúbricos episodios,
con los esclavos nubios, con los marinos rodios.
Flaminio, de cabellos de amaranto,
busca para Heliogábalo en las termas
varones de placer... Alzad el canto,
reíd, danzad en báquica alegría,
y haced brotar la sangre que embriaga el corazón.
[Danzad en voluptuosos, lúbricos episodios,
con los esclavos nubios, con los marinos rodios.
Flaminio, de cabellos de amaranto,
busca para Heliogábalo en las termas
varones de placer... Alzad el canto,
reíd, danzad en báquica alegría,
y haced brotar la sangre que embriaga el corazón.]
La muerte viene, todo será polvo:
¡polvo de Augusto, polvo de Lucrecio,
polvo de Ovidio, polvo de Nerón!
Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac–
mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
Soy un perdido –soy un marihuano–
a beber –a danzar al son de mi canción...
Aldeanas del Cauca con olor de azucena;
montañesas de Antioquia con dulzor de colmena;
infantinas de Lima, unciosas y augurales,
y princesas de México, que es como la alacena
familiar que resguarda los más dulces panales;
y mozuelos de Cuba, lánguidos, sensuales,
ardorosos, baldíos,
cual fantasmas que cruzan por unos sueños míos;
mozuelos de la grata Cuscatlán –¡oh ambrosía!–
y mozuelos de Honduras,
donde hay alondras ciegas por las selvas oscuras,
entrad en la danza, en el feliz torbellino:
reíd, jugad al son de mi canción:
[¡La piña y la guanábana aroman el camino,
y un vino de palmeras aduerme el corazón!]
La muerte viene, todo será polvo
¡polvo de Hidalgo, polvo de Bolívar,
polvo en la urna, y rota ya la urna,
polvo en la ceguedad del aquilón!
Mi vaso lleno –el vino del Anáhuac– mi esfuerzo vano –estéril mi pasión–
soy un perdido –soy un marihuano–
a beber –a danzar al son de mi canción...
La noche es bella en su embriaguez de mieles,
la tierra es grata en su cendal de brumas;
vivir es dulce, con dulzor de trinos;
canta el amor, espigan los donceles,
se puebla el mundo, se urden los destinos...
¡Que el jugo de las viñas me alivie el corazón!
¡A beber, a danzar en raudos torbellinos,
vano el esfuerzo, inútil la ilusión...!
(Página 190)
Darío Lemos en el Parque Bolivar de Medellín
porque Dios se olvidó que Darío calla si no llueve
estoy marihuano;
siento en el estómago alacranes y fósforos de guerra
espero suicidarme cuando acabe el cigarrillo.
Ahí va...
Voy llegando a cafisio último
las glándulas arreglan sus ropas para el viaje
Voy llegando a cafisio último
las glándulas arreglan sus ropas para el viaje
voy a vivir al otro lado
También hay cine
y la cerveza es sangre de las vírgenes
Dios necesita un compañero loco
que le ayude a ponerse sus manoplas
y lo lleve cuando ebrio a su buharda.
Me voy en el bus del infierno
No quiero morir sin comer mandarina
con yodo y con alambre
sin comerme un búho asado al calor de unos brazos.
No me gusta el frente de las casas
No me importan los avisos de neón ni sus maridos.
Hablo con mi boca
fumo con mis ojos
No quiero ver mujeres con los brazos lelos.
Cuando muera
el cigarrillo estará fumado,
esfumado.
Me duelen los kilómetros que anduve cuando viejo
la barca esta amarilla.
La luna es una aguja.
Descubrí la América.
Mi cerebro está lleno de humo y de cemento.
Estás esplendido hoy, Darío Lemos,
el mundo mira en tu rostro de habichuela
y los helados de nevera se aman en el frio.
El cigarrillo se acabó
y yo me suicido,
Adiós maga.
Adiós muerte.
Me suicide hace un momento
y ahora vivo conmigo y con Darío.
MI LECHE EN LA MIEL, por Darío Lemos
Ciega de La Miel
acostumbrada a la espalda de tu niñito bastón.
Este miembro sexual tocará tus ojos con color aire sin
herirlos,
te santificará el camino de plátanos de hierro.
Llegaras a la arena
y caminarás hasta el lugar rocoso donde espero
ver en tu luz ciega la oscuridad lograda.
Tienen que cerrarse los ojos bonitos
para que la flor de los ojos internos... ¡Oh!
faros, fuegos pirotécnicos, escorpión de luces.
Voy a volar con hongos y marihuana de río.
Dejaré que me lleve la corriente
sentado en la canoa
hasta un mar que no se de la tierra.
También hay cine
y la cerveza es sangre de las vírgenes
Dios necesita un compañero loco
que le ayude a ponerse sus manoplas
y lo lleve cuando ebrio a su buharda.
Me voy en el bus del infierno
No quiero morir sin comer mandarina
con yodo y con alambre
sin comerme un búho asado al calor de unos brazos.
No me gusta el frente de las casas
No me importan los avisos de neón ni sus maridos.
Hablo con mi boca
fumo con mis ojos
No quiero ver mujeres con los brazos lelos.
Cuando muera
el cigarrillo estará fumado,
esfumado.
Me duelen los kilómetros que anduve cuando viejo
la barca esta amarilla.
La luna es una aguja.
Descubrí la América.
Mi cerebro está lleno de humo y de cemento.
Estás esplendido hoy, Darío Lemos,
el mundo mira en tu rostro de habichuela
y los helados de nevera se aman en el frio.
El cigarrillo se acabó
y yo me suicido,
Adiós maga.
Adiós muerte.
Me suicide hace un momento
y ahora vivo conmigo y con Darío.
(Página 30)
Ciega de La Miel
acostumbrada a la espalda de tu niñito bastón.
Este miembro sexual tocará tus ojos con color aire sin
herirlos,
te santificará el camino de plátanos de hierro.
Llegaras a la arena
y caminarás hasta el lugar rocoso donde espero
ver en tu luz ciega la oscuridad lograda.
Tienen que cerrarse los ojos bonitos
para que la flor de los ojos internos... ¡Oh!
faros, fuegos pirotécnicos, escorpión de luces.
Voy a volar con hongos y marihuana de río.
Dejaré que me lleve la corriente
sentado en la canoa
hasta un mar que no se de la tierra.
(Página 66)

Autor: Porfirio Barba-Jacob
Título: Poemas Completos
Editorial: Medellín - Ediciones AUTORES ANTIOQUEÑOS
Año: 1992
Título: Poemas Completos
Editorial: Medellín - Ediciones AUTORES ANTIOQUEÑOS
Año: 1992
Volumen 73 de la colección. Pasta blanda con sobrecubierta frontal biografía del poeta. En las páginas blanca de presentación lleva la firma de un antiguo propietario del libro, fechada en noviembre de 1992. En las páginas preliminares tiene caricatura del poeta, dibujada por Elkin Obregón. El prólogo recoge varios prólogos que el poeta escribió para anteriores publicaciones de sus poemas. En Poemas Completos, Barba-Jacob mediante un lenguaje exquisito habla de un mundo natural que se entremezcla la tono de las más arduas pasiones humanas.
Autor: Dario Lemos
Título: Sinfonías para máquina de escribir
Editorial: Medellín - INSTITUTO COLOMBIANO DE CULTURA
Año: 1985
Transcripción e introducción: Juan Pablo López Gómez
Título: Sinfonías para máquina de escribir
Editorial: Medellín - INSTITUTO COLOMBIANO DE CULTURA
Año: 1985
Transcripción e introducción: Juan Pablo López Gómez
Transcripción de la edición de 1985 del Instituto Colombiano de Cultura de 2000 ejemplares. Portada con ilustración en técnica de grabado. Páginas preliminares con foto de Lemos cuando joven y prólogo de Jotamario, quien además reúne los textos para armar este ejemplar. Edición conformada por cinco estancias a modo de poemarios y un apéndice como sección de cartas personales escritas por el poeta, entre las que resalta una al director de Colcultura proponiéndole la publicación de este libro a cambio de una silla de ruedas. En Sinfonías para máquina de escribir, Lemos hace una poesía existencialista, urbana y de numerosas referencias personales. El encierro, su hijo y su gangrena son motivos recurrentes. El poeta muere en 1987, siendo este su único libro visto en vida. Hasta hoy en día este libro es de difícil acceso para los lectores.
***
En Literarias de Lujo, nuestra newsletter semanal, profundizamos sobre libros como este contando su vida a través de 4 momentos estelares. Reciba contenido como ese y otras de nuestras selectas notificaciones en su bandeja de correo.