INTRODUCCIÓN A TODA LA SERIE DE RITUALES
Las palabras de Víctor Goti en el prólogo a la nivola Niebla de Miguel de Unamuno parecieran haber iluminado en su momento al joven Eduardo Sifontes, sin saber siquiera si éste leyó a su coterráneo; palabras que describen la imbricación entre la rebeldía y la poesía como un proceso a medio camino entre la sangre y el amor, dice Goti “Es la religiosidad lo que le hace al hombre ser belicoso o combativo, o bien es la combatividad la que le hace religioso, y por otro lado es el instinto metafísico, la curiosidad de saber lo que no nos importa, el pecado original, en fin, lo que le hace sensual al hombre, o bien es la sensualidad la que, como a Eva, le despierta el instinto metafísico, el ansia de conocer la ciencia del bien y del mal. Y luego hay la mística, una metafísica de la religión que nace de la sensualidad de la combatividad.” Esta mística en la escritura de Sifontes fue el principal motivo que me llevó a la transcripción: la necesidad de pasar por esas letras, de observar su arquitectura, su intensión, de sentir ese trepidar de cuerpos hediondos y las moscas y las balas, la edad juvenil y el amor de guerrilla, de insurrección, de ideales al parecer siempre perdidos e inútiles. Por eso transcribí, no solo para tener el libro, no solo para leerlo, sino para pasar por él, para aprender de sus formas, para reconocer lo que me muestra de mí mismo, así como me muestra a mi país Colombia y Latinoamérica y lo que pasa en su interior, que tanto duele, que tanto dan ganas de amar al igual que de luchar por su gente.
INTRODUCCIÓN A LA SELECCIÓN N°1: ELSAEntre todas las mujeres que aparecen y desaparecen en los relatos, dejando un rol para tomar otro en el siguiente, ahorcando y luego respirando al correr, sentadas con un revólver en las manos, estando descalza y feliz, amando a Eduardo o a Luis, imaginada y recreada mil veces por ellos, los espíritus combativos. Elsa es como una imagen que huele a monte y a juventud, ojos ardientes y apasionados que traen la muerte reflejada. Muchachita rebelde, cansada… de los explosivos sabe más quien la ama y la guerra la seduce, frecuentemente sabe dónde es el siguiente ataque, por dónde huir o cómo disimular entre la gente del pueblo. Esta es Elsa.
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Entre
mostradores de medias y faldones de modas, Elsa, rosada, en la vidriera, la
sonrisa petrificada por la muerte de su hijo ahogado por talco, pañales y
escarpines ante las miradas detenidas, los gustos snobistas y las
grandes ilusiones de consumo de las transeúntes.
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título) 29
Aburre mucho oír las narraciones de Elsa, ver
su aspecto enfermizo, prematuramente excitada por emprender la marcha, ya que
se trata de su casa que se halla en ruinas. Después vendrá a contarme el resto
de la historia
con
sus ejercicios de profundidad en la tierra
su
levitación
y
su canto al amor
a
la supervivencia de sus dominios
en
eras imaginarias.
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título) 37
A
Elsa le dijeron que muy pronto desaparecería de la faz de la tierra, y amaneció
mirándose fijamente en el espejo, con siete meses de embarazo y absurdas
existencias, sus piernas llenas de várices e imágenes en la idea de lo que
podría ser esta próxima muerte.
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Elsa
exhibe en las vidrieras sombreros y ropa interior de último modelo
me
quito la boina negra
le
sonrío
la
saludo
y
apresuro el paso, firme.
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Es
asombroso ver como Elsa juega con la muerte, incendia su casa y rodea con
flores las cenizas de las ruinas, “al paso de los jinetes del Apocalipsis”,
según ella.
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Elsa
desempolva sus ojos café, vestida con una larga camisa de hombre ceñida con
alas de papel; permanecerá así hasta la muerte.
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título) 41
Profundos,
todos giran en torno al amor que los rodea, saludan “buenos días, queridos
humanos, mis semejantes”, y sonríes a tu Elsa y de pie, glorificados… plim…
plús… despiertas de pronto frente al cartelito “pabellón W – Número 3”.
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Elsa
nunca supo cómo apareció de repente en la tierra ni cómo llegó a conocerme.
En
sus últimos instantes trabajó con tenacidad increíble un poco de historia,
rescatando reflejos de otra realidad, para narrármela con una lentitud
espantosa que me desespera
cuando
la recuerdo.
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título) 57
Con
la cabeza inclinada, masticando chicle, pegada al cordón umbilical, la placenta
de su madre a modo de blusa de nylon, el personaje de la esencia suspendida se
llama Elsa, su mirada sigue un papel, una pluma o un cabello en el aire, y
tiene una larga e interminable historia que contarme; la carnosidad de sus ojos
asomados de espanto me buscan, horrendos, por todos lados, y no me encuentra en
ninguna parte porque estoy pegado a sus pedazos, temblando de miedo, con ganas
de lanzarle un uppercut para rematar su equilibrio y luego besar su
carne como a una flor, desesperado.
Título: Rituales
Editorial: Monte Ávila Editores (Caracas)
Colección: Donaire
Fecha publicación: febrero de 1973 (1ª edición)
Transcripción e introducción: Marcelo Ocampo Valencia
El libro de donde se transcribe es un ejemplar de pasta banda y cubierta realizada por Ángel Arco, en fondo negro, fotografía a blanco y negro y letras amarillas. Fabricado en papel libre de cloro y ácido (92 p. 2 h. 8º). Hace parte de la selección "Relatos" y la colección "Donaire" de la editorial venezolana. Esta obra junto a Las Conjuraciones y Otros Poemas (1975) y Señas y Contraseñas (1985) integran la totalidad de la obra literaria del autor.
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