PRE LIBROS: BRUNO MUNARI Y EL NACIMIENTO DE LOS OBJETOS II

“... De esta experimentación sobre las posibilidades visuales y táctiles del libro como objeto surgen también los Prelibros publicados por Danese en Milán en 1980”



Los doce Prelibros, incluso al revés, se presentan siempre como se ven aquí. La otra cara del libro lleva también el título LIBRO. A un niño no se le puede decir: has cogido el libro mal, dale la vuelta. Hay que facilitarle al máximo el contacto con el LIBRO. El niño tiene que memorizar que el libro es algo agradable para todos los sentidos: vista, tacto, peso, material, etc.”

Esa defensa creativa del acto de leer, fue llevada por Bruno Munari a otro nivel con lo que llamó Prelibros, profundizando en la relación que puede establecerse con un libro sin texto y afinando lo que comunica el libro que está hecho en otros materiales. Además elige un tamaño accesible y llamativo, haciendo de pasar página toda una novedad y curiosidad para los más pequeños.
     Hoy, pensamos que estos objetos renuevan la acción de empuñar un libro, aunque no podamos palparlos.
     Continuamos transcribiendo para pensar el acto de la lectura.
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     Hay mucha más gente de la que se cree que jamás ha leído un libro. Algunas personas han sido obligadas a comprar y a leer libros escolares, después de lo cual han dicho "se acabaron los libros". Hay mucha más gente de la que se cree, y sin embargo a menudo es gente de buen carácter, personas amables y cordiales, personas que incluso pueden tener éxito económico en la vida, personas a las que les bastan las revistas de chafarderías para tener noticias del mundo. Gente que no sabe que en los libros está el saber, que gracias a los libros el individuo puede aumentar sus conocimientos sobre los hechos y comprender muchos aspectos de lo que está sucediendo, que los libros pueden despertar otros intereses, que los libros ayudan a vivir mejor.
     ¿Cómo se le puede hacer entender esto a la gente que ha decidido no interesarse nunca más por esos objetos llamados libros, sólo porque, en la escuela, les han obligado a leer los más aburridos y difíciles? Las personas ancianas, como es sabido, tienen enormes dificultades para modificar su pensamiento, precisamente porque lo que se aprende durante los primeros años de la vida permanece como regla establecida para siempre y, tener que cambiarla, para muchos, supone perder la seguridad para aventurarse en una situación desconocida. La solución a este problema de aumentar el conocimiento y de formar personas con una mentalidad más elástica y

menos repetitiva, consiste en ocuparse de los individuos mientras se forman. Durante los primeros años de vida, como enseña Piaget, se forma la inteligencia. También sabemos que en los primeros años de vida los niños conocen el ambiente que les rodea a través de todos los receptores sensoriales y no sólo a través de la vista y el oído, sino también percibiendo sensaciones táctiles, térmicas, matéricas, sonoras, olfativas... Se podría proyectar un conjunto de objetos que pareciesen libros, pero que fuesen todos distintos para información visual, táctil, matérica, sonora, térmica, pero todos del mismo formato como los volúmenes de una enciclopedia, que a la vez contiene todo el saber o por lo menos muchas informaciones distintas.

     Estos libritos, pequeños porque deben ser fácilmente manipulados por un niño de tres años, serán confeccionados con materiales distintos, con distintas encuadernaciones, y naturalmente con colores distintos, y cada librito llevará un único título igual para todos: LIBRO.
     El título se pondrá de tal forma que de cualquier manera que se coja el libro quede de pie. Por tanto la portada llevará su título, pero aunque se coja el libro al revés se encontrará otra portada igual que corrientemente se llama la "contraportada".
     De lo que se desprende que en la proyectación del "mensaje" del interior del libro, el planteamiento del mismo deberá ser simétrico para que se coja el libro como

se coja, el mensaje tenga un nexo lógico. Como determinadas frases que tanto pueden leerse empezando la lectura de derecha a izquierda, como al revés. Estos mensajes no deberán ser historias literarias acabadas como los cuentos, porque esto condiciona mucho al niño, de forma repetitiva y no creativa. Todo el mundo sabe que a los niños les encanta hacerse repetir la misma historia infinidad de veces, y cada vez el niño se la graba bien en la memoria, hasta que ya mayor, decorará su casa de campo con los siete enanitos y blancanieves de cemento de colores. Así se destruye en el niño la posibilidad de tener un pensamiento elástico, dispuesto a modificarse a tenor de la experiencia y el conocimiento. Mientras se está a tiempo, hay que acostumbrar al individuo a pensar, a imaginar, a fantasear, a ser creativo.

     Por eso estos libritos son tan sólo estímulos visuales, táctiles, sonoros, térmicos, matéricos. Tendrían que dar la sensación de que los libros son objetos hechos así y que dentro contienen sorpresas muy variadas. La cultura está hecha de sorpresas, es decir, de lo que primero no se sabía, y hay que ejercitarse en recibirlas y no en rechazarlas por miedo a que se derrumbe el castillo que nos hemos construido.
     Un día, volando sobre el polo norte (me dirigía al Japón), el avión se encontró inmerso en una enorme esfera de niebla gris clara y luminosa, como en el centro de una enorme burbuja de aire claro en el centro de la esfera. De repente el interior de esta esfera de luz difusa se tiñó de una luz naranja: era la puesta de sol.

     Al cabo de un rato apareció en esta luz un disco blanco: era la luna. El disco blanco desapareció y la luz naranja se convirtió en un hermoso rojo fuerte: era el alba. En aquel momento, esta sorpresa me hizo entender que el alba y el crepúsculo son la misma cosa vista desde dos lugares opuestos, y que el crepúsculo y el alba están continuamente presentes en el mundo.
     Estos libritos están pues construidos con materiales diferentes de forma que sean distintos tanto visual como táctilmente. Uno es de papel encuadernado con una espiral de alambre como un cuaderno; otro es de cartón piel, gordo, encuadernado con cuerda. Uno es de felpa naranja encuadernado con grapas de plástico; otro es de Fibralin negro cosido. Uno es de vipla transparente incoloro, soldado; otro está hecho con tres tablitas de madera clara encuadernado con una gruesa cuerda de manila. Uno es de cartulina verde encuadernado como un libro normal; otro es de lana rosa cosido con hilo rosa. Uno es de papel grueso impreso en un precioso bermellón brillante y sujetado con una gran puntada metálica; otro es de plástico rígido esmerilado encuadernado con rafia. Uno contiene muchas páginas de muchos colores; otro de cartón gris y papel blanco está encuadernado con una espiral.

     Cada libro contiene un mensaje distinto: en el rojo se ve a un hombrecito estilizado de pie que, al ir pasando las páginas, da media voltereta de forma que está otra vez de pie si se coge el libro al revés. El libro verde tiene dentro hormigas, una o dos por página, en diferentes posiciones, como vistas desde arriba y, en el medio, tiene algunos agujeros redondos a través de los cuales se ven otras hormigas. El libro de madera tiene unas incisiones verticales y horizontales, perceptibles al tacto, y al cerrarlo con rapidez suena como unas castañuelas. El libro de lana rosa en casi todas las páginas tiene un cortecito en el medio como un ojal y luego, en la página central, el niño encuentra un botón blanco cosido a la tela. En el libro gris encuadernado con la espiral hay colores primarios que permiten ver la formación de los colores secundarios, gracias a tres hojitas de plástico transparente: una amarillo limón, otra rojo magenta y la tercera azul turquesa, que al superponerse, al pasar la página, a simples figuras impresas en los demás colores primarios forman los secundarios.


 
     El de felpa naranja tiene las páginas agujereadas con agujeros de distintas formas, donde el niño puede introducir los dedos o mirar a través de los orificios. El de cartón piel tiene una gruesa hebra de lana roja que atraviesa todas las páginas de arriba abajo. Se podría afirmar, de forma aproximativa, que el niño recibe distintas informaciones a través de todos sus receptores sensoriales, y se encuentra frente a estos objetos que se llaman libros, donde cada libro contiene una información distinta: uno de historia natural, uno de gimnasia, uno de ciencia-ficción, uno de geometría dinámica, un posible cuento para inventar, otro sobre la percepción de los colores, un juego de manos, un libro blandito y afectuoso como la manta de Linus.
Un libro que da mucho que pensar es éste de cartón con una gruesa hebra de lana roja que atraviesa todas sus páginas ¿Qué puede ser?

     Los Prelibros abiertos. Los prototipos son puestos a disposición de niños de algunas guarderías para observar sus reacciones. Cambios y perfeccionamiento de los modelos. Los modelos definitivos pasan a la producción, Confección, embalaje, expositores transparentes para escaparates y tiendas de libros. Fotografías e impresiones. Relación con las guarderías.

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Autor: Bruno Munari (1907 - 1988)

Título: ¿Cómo nacen los objetos? Apuntes para una metodología proyectual

Primera edición: 1983

Editorial: Gustavo Gili

Introducción y transcripción: Maritza Arcila Jaramillo
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