EL DIARIO ÍNTIMO DE KAFKA: TEORÍA Y CRÍTICA DE LAS PEQUEÑAS LITERATURAS



Max Brod y Franz Kafka

En la escritura de un diario personal la multiplicidad de asuntos que se registran es desbordante. Lo más tradicional es registrar los asuntos más valiosos del día que va acabando. Pero leer el diario de alguien demuestra que se trata no solo de un tipo de ejercicio sino de diversos y muy sofisticados.

Leer entonces un diario requiere percibir en el ser humano un abanico de prácticas, realizadas por medio de la escritura, pero de un trasfondo mucho más amplio.

En el caso de un escritor de actividad literaria como Kafka, su Diario a cada época muestra maneras especiales de llevarlo. A parte del registro común del día que va pasando, este diario se compone de borradores de relatos y cartas, seguimientos de lecturas, relatos de viajes y, además, esboza una reflexión cada vez más amplia sobre la literatura.

El diario de Kafka resulta una magnifica escuela de literatura. En especial su reflexión sobre pequeñas literaturas, de localidades o naciones pequeñas como la checa. Así, los reparos teóricos de Kafka giran en torno a elementos como la lectura personal y colectiva, el atendimiento y aporte al comportamiento local y político, los criterios y modos históricos de la literatura, el uso del lenguaje en la vida cotidiana, etc.

Acá transcribimos una entrada de este diario, esforzada por entender la literatura en casos más periféricos.
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1911

25 de diciembre. Lo que, a través de Löwy, descubro de la literatura judía contemporánea, y lo que descubro en parte con mi propia experiencia de la actual literatura checa, indica que muchas ventajas del trabajo literario -el movimiento de los espíritus, la cohesión unitaria de la conciencia nacional, a menudo inactiva en la vida pública y siempre en dispersión, el orgullo y el sostén que recibe la nación a través de una literatura, para ella misma y ante el ambiente hostil, la actividad de llevar un dietario de una nación, que es algo distinto a la historiografía y que tiene como consecuencia una evolución más rápida y no obstante controlada en sus diversas facetas, la espiritualización detallada de la superficializada vida pública, la integración de elementos insatisfechos, que inmediatamente son útiles cuando el mal sólo puede venir por desidia, la organización del pueblo en todo el conjunto, que se crea con la circulación de publicaciones periódicas, el hecho de localizar la atención de la nación en su propio círculo y de recibir lo extranjero sólo por reflejo, la aparición del respeto hacia las personas que se dedican a la actividad literaria, el transitorio despertar, que no dejará de tener repercusiones, de unas aspiraciones más elevadas entre las nuevas generaciones, la inclusión de acontecimientos literarios en las inquietudes políticas, el ennoblecimiento y la posibilidad de debate de la oposición entre padres e hijos, el planteamiento de los defectos nacionales de un modo sin duda especialmente doloroso, pero liberador y digno de perdón, la formación de un comercio del libro que sea vivo, y por ello consciente de sí mismo, y el ansia de poseer libros- todos estos efectos pueden provocarse ya por medio de una literatura que no se desarrolle realmente con una amplitud excesiva, pero que lo perezca a causa de la falta de talentos de significación. La vitalidad de tal literatura es incluso mayor que la de una literatura rica en talentos, ya que, como en este caso no hay escritores ante cuyas aptitudes tengan que callarse al menos la mayoría de los escépticos, la polémica literaria adquiere en su máxima medida una verdadera justificación. De ahí que la literatura sin rupturas provocada por el talento, tampoco posea lagunas por donde se abra paso la indiferencia. El derecho de una literatura a reclamar atención resulta por ello más apremiante. La autonomía de cada escritor, naturalmente sólo dentro de las fronteras nacionales, se preserva mejor. La falta de modelos nacionales irresistibles mantiene apartados de la literatura a los totalmente incapacitados. Pero ni siquiera unas facultades escasas bastarían para que alguien se dejase influir por las borrosas características de los escritores más relevantes, o para imitar esta literatura extranjera una vez que ya está introducida, lo que podemos comprobar, por ejemplo, dentro de una literatura rica en grandes talentos como la alemana, donde los malos escritores se atienen en sus imitaciones a lo que hay en el propio país. La fuerza creadora y beneficiosa en las direcciones arriba apuntada, de una literatura mala en sus aspectos individuales, se revela especialmente dinámica cuando se inicia el registro de escritores desaparecidos con un criterio histórico literario. Sus innegables repercusiones anteriores y actuales se convierten en algo tan evidente, que puede ser confundido con sus creaciones literarias. Se habla de estas últimas y se piensa en las primeras, e incluso se leen estas últimas y sólo se ven aquéllas. Pero como estas repercusiones no se pueden olvidar, y las creaciones literarias no influyen de manera autónoma en el recuerdo, tampoco existe un olvido ni un nuevo recuerdo. La historia de la literatura ofrece un bloque inamovible y digno de confianza, al que poco pueden perjudicar los gustos del día.
       La memoria de una nación pequeña no es menor que la de una nación grande, de ahí que asimile más a fondo el material de que dispone. Sin duda dará ocupación a menos historiadores de la literatura, pero la literatura no es asunto del pueblo, y por esta razón se conservará de un modo, si no tan puro, mucho más seguro. Porque las exigencias que la conciencia nacional, dentro de un pueblo pequeño, plantea al individuo, traen consigo que cada uno deba estar siempre dispuesto a conocer la parte de la literatura que ha caído en sus manos, a conservarla, a defenderla, y a defenderla en cualquier caso, aunque no la conozca ni la conserve.
       Los viejos textos escritos reciben muchas interpretaciones, las cuales, frente al endeble material, proceden con una energía sólo amortiguada por el temor a la posibilidad de penetrar demasiado fácilmente hasta el fin, así como por el respeto que todo el mundo ha acordado conceder a dichos textos. Todo se produce del modo más honesto, sólo que se trabaja dentro de una turbación que no se resuelve nunca, que no admite fatiga y que se propaga a muchas millas de distancia por el simple gesto de una mano hábil. Pero después de todo, esta turbación no sólo supone el impedimento de la visión panorámica, sino también el de la visión de los detalles, con lo que se traza una raya a través de todas estas observaciones.
       Al faltar la cohesión de las personas, falla también la cohesión de las acciones literarias. (Un único asunto es hundido hacia las profundidades para poder observarlo desde las alturas, o es lanzado hacia las alturas para poder afirmarse uno mismos a su lado. Erróneo.) Aunque a menudo el asunto concreto sea examinado a fondo y con calma, no por ello se llega a los límites donde entra en conexión con asuntos afines; mucho más fácil es alcanzar el límite antes de que se presente, y a descubrir por doquier estos límites restringidos. La estrechez del espacio, y además el respeto por la sencillez y la homogeneidad, y finalmente la consideración de que, a causa de la autonomía interna de la literatura, es inofensiva su conexión externa con la política, conducen a que la literatura se extienda por el país en virtud de que se aferra a consignas políticas.
       Existe por lo general la complacencia en el tratamiento literario de pequeños temas, que sólo pueden tener la magnitud suficiente para que pueda consumirse en ellos un pequeño entusiasmo, y que poseen unas perspectivas y unos respaldos polémicos. Insultos pensados como algo literario van circulando de un lado a otro; vuelan en el ámbito de los temperamentos más enérgicos. Aquello que, dentro de las grandes literaturas, se produce en la parte más baja y constituye un sótano del cual se podría prescindir en el edificio, ocurre aquí a plena luz; lo que allí provoca una concurrencia esporádica de opiniones, aquí plantea nada menos que la decisión sobre la vida y la muerte de todos.


Esquema sobre las características de las pequeñas literaturas

Repercusión, en el buen sentido, sobre todos los sectores y en todos los casos.
     Aquí, los efectos son incluso mejores sobre los individuos.

1. Vitalidad
     a) Polémica
     b) Escuelas
     c) Publicaciones periódicas

2. Falta de coacción
     a) Falta de principios
     b) Pequeños temas
     c) Fácil formación de símbolos
     d) Eliminación de ineptos

3. Popularidad
     a) Conexión con la política
     b) Historia de la literatura
     c) Fe en la literatura; se le confía la instauración de sus propias leyes.



Diarios (1910-1913) de KAFKA, Franz: Bien Encuadernación de tapa ...

Autor: Franz Kafka
Traductor: Felui Formosa
Editorial: Bruguera
Año:1984
Primera edición: 1983
Páginas: 182-186
Transcripción e introducción: Juan Pablo López Gómez



El libro de donde se hace la transcripción es un ejemplar de dos tomos a pasta blanda con fondo blanco y fotografía del rostro del autor. Hace parte de la colección cerrada Libro Amigo de la Editorial Bruguera. Entre las páginas preliminares, cada tomo lleva copia de un manuscrito del autor, compuesto de un texto corto y dibujos. En los Diarios Kafka hace un registro intermitente de 13 años de vida sensorial, sentimental y cotidiana. El tomo dos cuenta con un Diario de Viajes y las Notas a todos los Diarios, hechas por Max Brod, amigo del autor.


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